Por qué creo que Milani es el gran pedagogo del siglo XX
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“El bien no hace ruido”. “La verdad no se presenta nunca de faralaes”. Este parece ser el caso de Barbiana y de Lorenzo Milani, una escuela en una alquería perdida –más que perdida, una hormiga en medio del Sahara podría ser el mejor símil– y un “priore” bien vaqueteado y macerado por la jerarquía católica y por sus hermanos(sic) en el sacerdocio, que ejerció de maestro sin haber tomado la alternativa escolar previa (un funambulista sin red). Una y otro, escuela y maestro, aun perdidos en la nada de la cotidianidad más cruda y adversa, y por ello mismo condenados al olvido y a la ignorancia de todos, se han convertido en modelo excelso de la educación del siglo XX por las razones que expongo: por la simplicidad de la teoría, por la pregunta por el misterio en el corazón de la educación, por ser ejemplo de la vacuna contra la utopía tóxica y por el potencial de ejemplaridad que contienen